4/4/11

Eros plus masacre (1969) Yoshida Yoshishige

Eros plus masacre (1969) Yoshida Yoshisihige
Esta película nipona, sobre la que durante años he leído tanto y tan bueno, que ya desde el título me impactó, con esas referencias freudianas al sexo y la muerte, quizá sea la joya más escondida del cine japonés del último medio siglo. Sí, es una obra citada en los libros especializados, y se considera una obra maestra, aunque quizá a su director esta distinción no le entusiasmara. Creo que al director le movía una rara y fecunda poesía que aletea audaz y vigorosamente en cada gramo de celuloide, prodigiosamente filmado, con un sentido de la composición magistral, una concepción cinematográfica devastadoramente bella, sublimes ramalazos eróticos como el de la ducha (quizá con la colaboración de la censura nipona que veta el vello púbico) una estilización soberbia y, aún más sorprendente, una capacidad sobresaliente para integrar lo tradicional y lo moderno relatando la libertad y esclavitud vital y erótica de un famoso anarquista japonés, asesinado por... (no revelaré el final). El largo metraje de la obra destila una pureza, calma y hondura que cuesta imaginar siquiera en la mayoría, igual que cuesta imaginar que hoy en día se realice un film de tal calibre artístico dado que alejados de las referencias clásicas y acelerados por los trepidantes lenguajes televisivos, publicitarios y audiovisuales hemos perdido bastante el don de la serena contemplación. Afortunadamente, "Eros plus masacre" en sus más de 200 minutos nos recuerda que otro cine es posible, que se puede ser audaz y original sin renegar de las enseñanzas del pasado ni caer en la simple boutade, que original viene de origen, aunque va más allá. Las raíces, el tronco y las hojas, todo son flores para quien alcanza el estado de gracia. Salvaje plus ternura. Lamento tanto no saber japonés para poder apreciar tal obra de arte sin los subtítulos, necesarios males menores que a la fuerza destrozan una parte de la magistral planificación visual, aunque tampoco se quedan atrás el tratamiento del sonido y la ambientación musical. Además la fuerza, la belleza, la sensualidad y la violencia recorren el film con una capacidad de sublimación cinematográfica sólo al alcance de los talentos más cultivados, libres, puros y gozosos. Este film es un banquete coronado por un clímax a la altura del más suculento de los manjares. Creo que podría seguir y seguir alabando este film, seguir juntando palabras que no le pueden hacer justicia para descubrir una vez más que la grandeza del cine no puede ser expresada con palabras, y por eso el cine es un medio de expresión y un arte propio, que crea un territorio poético propio. Sin embargo, la grandeza del cine puede ser vivida asistiendo a la sagrada comunión de la sala oscura, iluminada y también ensombrecida por el amor y la muerte. Eros plus masacre.
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