El interesante mundo del documental es inabarcable pero comprende obras de gran valor. Aquí hay algunas obras clásicas, importantes, interesantes...
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El hombre de la cámara (1929) Dziga Vertov. A la historia del cine le faltaría algo sin esta película única, que hermana el documental con la experimentación, la vanguardia y con el propio medio cinematográfico, se alza como un vigoroso fresco con un aliento poético propio. Y con un humor muy particular.
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Louisiana story (1948) Robert J. Flaherty. El pionero del documental presta su aliento poético a un documental financiado por una petrolera, en la que afirma la posibilidad de una armonía entre la naturaleza y el desarrollo industrializado moderno. Su celebración de la belleza y la vitalidad, siempre presentes en su obra, aquí sin embargo está al servicio de una industria que en nada beneficia a la naturaleza. Admirable cinematográficamente y con el talento y sensibilidad de un poeta de la imagen, aunque iluso en su planteamiento.
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Calcuta (1969) Louis Malle. Magnífico documental sobre la populosa ciudad hindú, que recorre sus calles, indaga en su historia, expresa sus tradiciones y costumbres, problemas... Un recorrido, a pesar de tanta precariedad, lleno de vitalidad.
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Los animales son gente maravillosa (1975) Jamie Uys. En este documental la vida animal en el desierto depara muchas sorpresas, pues la mirada del director está llena de sentido del humor y muestra curiosos paralelismos con nosotros mismos. Asombra y tiene chispa, es divertida.
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Sin sol (1982) Chris Marker. Tras colaborar con Resnais en varios documentales y dejar un clásico "foto-relato" para la historia titulado La jetée, Marker siguió indagando y experimentando con la narrativa cinematográfica y veinte años después filmó, en Japón, este clásico del documental.. Aunque la categoría de documental parece pequeña y extraña para un cineasta de la personalidad y originalidad de Chris Marker. En realidad más bien se trata de un ensayo poético...
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Amsterdam global village (1996) de Johan van der Keuken, es un fresco impresionante y conmovedor sobre la multicultural Amsterdam rodada por el fenomenal documentalista, y en la edición en doble dvd se incluyen varios documentales, sobre su trabajo, una entrevista... Aunque el documental dura cerca de 4 horas, vale mucho la pena, está lleno de poesía, de amor por la vida y de saber hacer cinematográfico. Un hallazgo.
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Mi enemigo íntimo (1999) de Werner Herzog. Es un documental en el que el director alemán habla de su relación con el actor Klaus Kinski, especializado en sólidos personajes violentos, patológicos, sádicos... El final es paradójico y sorprendente.
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Los espigadores y la espigadora (2000) Agnès Varda. Esta magnífica película es una obra maestra del documental. Inolvidable, llena de ternura, reflexión y ventanas abiertas a mundos por lo general desconocidos pero llenos de vitalidad.
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ABC África (2001) Abbas Kiarostami. El gran director iraní se traslada a Uganda, en el corazón herido de África, para rodar este magnífico documental. En Uganda las guerras y las enfermedades, como el SIDA y la malaria, han dejado unos dos millones de niños huérfanos. Pero la vida continúa y mujeres de gran corazón se unen solidariamente y hacen cuentas y maravillas para paliar tan grave problema. El esfuerzo de estas mujeres llenas de vitalidad es admirable.
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Caminantes (2001) Fernando Leon de Aranoa. En este documental se reinvindica la causa indígena en México y se conversa con el subcomandante Marcos del EZLN, cuyo idealismo y don de la palabra son proverbiales. Magnífico altavoz para quienes pocos escuchan.
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_He tenido el placer de contemplar el magnífico documental Ríos y mareas (2001) de Thomas Riedelsheimer, en el que, con maravillosa sencillez, se muestra la obra del artista Andy Goldsworthy.
_Aunque la obra de este artista se considera un referente del land art o arte integrado en el paisaje, a mí me parece mucho más. Su obra creada con los materiales que la naturaleza le ofrece, desde carámbanos de hielo, a piedras, hojas, arcilla, ramas... y de una belleza fluida, seminal y serpenteante, tiene una mágica y misteriosa alegría y temblor de vivir que la hacen pura poesía. Llena del gozo de lo sagrado, desde lo más sencillo, siempre con elementos naturales y a menudo fluyendo fugazmente en el tiempo y el espacio, su vitalidad es tal que realmente uno se alegra de que este hombre insista una y otra vez en indagar en la alegría, en el misterio, en los meandros y las venas de la vida.
_En este mundo en crisis, no sólo económica, entre tanto tecnologismo apabullante, cháchara sin venir a cuento, pretendido arte moderno que ni es arte ni es nada, este artista con todas las letras, es todo un poeta que hace lo que el hielo haría si pudiera, lo que la tierra haría si pudiera, lo que la piedra haría si pudiera... Este gran artista siente la honda belleza de la vida, su fugacidad, su difícil equilibrio, y lo expresa con una franqueza e ingenuidad tal que en mi opinión deja muy atrás a otros supuestos practicantes del land art, muy efectistas pero no enraizados con la tierra, con la vida. Aunque insisto en que Andy Goldsworthy no es un artista de land art, es un artista. Y artista es quien crea arte -no al contrario como algunos que se consideran artistas defienden, que todo lo que hace un autoproclamado artista sea arte.
_Andy Goldsworthy es un artista y su arte fluye en este trabajo documental, natural y sencillo, en el que el director ha decidido, sabiamante, pasar desapercibido y dejar que la obra de Andy hable por sí misma. Y su obra habla sutilmente, alegremente, de la vida, de la belleza y complejidad que la recorre, del temblor de lo sagrado, del destello de lo maravilloso, también con comprensión y vitalidad de las grietas del dolor, horadando en el misterio, en la muerte, en las pérdidas, lanzándose una y otra vez al mágico y difícil malabarismo que en realidad es la vida.
_Si la poesía es la expresión de la belleza y el temblor de vivir, Andy Goldsworthy es un poeta, y las obras que crea sin duda una de las cosas que verdaderamente dan sentido a la existencia del ser humano en este universo.
_He tenido el placer de contemplar el magnífico documental Ríos y mareas (2001) de Thomas Riedelsheimer, en el que, con maravillosa sencillez, se muestra la obra del artista Andy Goldsworthy.
_Aunque la obra de este artista se considera un referente del land art o arte integrado en el paisaje, a mí me parece mucho más. Su obra creada con los materiales que la naturaleza le ofrece, desde carámbanos de hielo, a piedras, hojas, arcilla, ramas... y de una belleza fluida, seminal y serpenteante, tiene una mágica y misteriosa alegría y temblor de vivir que la hacen pura poesía. Llena del gozo de lo sagrado, desde lo más sencillo, siempre con elementos naturales y a menudo fluyendo fugazmente en el tiempo y el espacio, su vitalidad es tal que realmente uno se alegra de que este hombre insista una y otra vez en indagar en la alegría, en el misterio, en los meandros y las venas de la vida.
_En este mundo en crisis, no sólo económica, entre tanto tecnologismo apabullante, cháchara sin venir a cuento, pretendido arte moderno que ni es arte ni es nada, este artista con todas las letras, es todo un poeta que hace lo que el hielo haría si pudiera, lo que la tierra haría si pudiera, lo que la piedra haría si pudiera... Este gran artista siente la honda belleza de la vida, su fugacidad, su difícil equilibrio, y lo expresa con una franqueza e ingenuidad tal que en mi opinión deja muy atrás a otros supuestos practicantes del land art, muy efectistas pero no enraizados con la tierra, con la vida. Aunque insisto en que Andy Goldsworthy no es un artista de land art, es un artista. Y artista es quien crea arte -no al contrario como algunos que se consideran artistas defienden, que todo lo que hace un autoproclamado artista sea arte.
_Andy Goldsworthy es un artista y su arte fluye en este trabajo documental, natural y sencillo, en el que el director ha decidido, sabiamante, pasar desapercibido y dejar que la obra de Andy hable por sí misma. Y su obra habla sutilmente, alegremente, de la vida, de la belleza y complejidad que la recorre, del temblor de lo sagrado, del destello de lo maravilloso, también con comprensión y vitalidad de las grietas del dolor, horadando en el misterio, en la muerte, en las pérdidas, lanzándose una y otra vez al mágico y difícil malabarismo que en realidad es la vida.
_Si la poesía es la expresión de la belleza y el temblor de vivir, Andy Goldsworthy es un poeta, y las obras que crea sin duda una de las cosas que verdaderamente dan sentido a la existencia del ser humano en este universo.
_Aunque la obra de este artista se considera un referente del land art o arte integrado en el paisaje, a mí me parece mucho más. Su obra creada con los materiales que la naturaleza le ofrece, desde carámbanos de hielo, a piedras, hojas, arcilla, ramas... y de una belleza fluida, seminal y serpenteante, tiene una mágica y misteriosa alegría y temblor de vivir que la hacen pura poesía. Llena del gozo de lo sagrado, desde lo más sencillo, siempre con elementos naturales y a menudo fluyendo fugazmente en el tiempo y el espacio, su vitalidad es tal que realmente uno se alegra de que este hombre insista una y otra vez en indagar en la alegría, en el misterio, en los meandros y las venas de la vida.
_En este mundo en crisis, no sólo económica, entre tanto tecnologismo apabullante, cháchara sin venir a cuento, pretendido arte moderno que ni es arte ni es nada, este artista con todas las letras, es todo un poeta que hace lo que el hielo haría si pudiera, lo que la tierra haría si pudiera, lo que la piedra haría si pudiera... Este gran artista siente la honda belleza de la vida, su fugacidad, su difícil equilibrio, y lo expresa con una franqueza e ingenuidad tal que en mi opinión deja muy atrás a otros supuestos practicantes del land art, muy efectistas pero no enraizados con la tierra, con la vida. Aunque insisto en que Andy Goldsworthy no es un artista de land art, es un artista. Y artista es quien crea arte -no al contrario como algunos que se consideran artistas defienden, que todo lo que hace un autoproclamado artista sea arte.
_Andy Goldsworthy es un artista y su arte fluye en este trabajo documental, natural y sencillo, en el que el director ha decidido, sabiamante, pasar desapercibido y dejar que la obra de Andy hable por sí misma. Y su obra habla sutilmente, alegremente, de la vida, de la belleza y complejidad que la recorre, del temblor de lo sagrado, del destello de lo maravilloso, también con comprensión y vitalidad de las grietas del dolor, horadando en el misterio, en la muerte, en las pérdidas, lanzándose una y otra vez al mágico y difícil malabarismo que en realidad es la vida.
_Si la poesía es la expresión de la belleza y el temblor de vivir, Andy Goldsworthy es un poeta, y las obras que crea sin duda una de las cosas que verdaderamente dan sentido a la existencia del ser humano en este universo.
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El chico que conquistó Hollywood (2002) Brett Morgen y Nanette Burstein, es un documental sobre el productor de "La semilla del diablo", "El padrino", "Chinatown"... que resulta nostálgico e interesante
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El gran gato (2002) de Ventura Pons, es un documental tributo a Gato Pérez, el músico argentino que revolucionó la rumba catalana. Incluye interpretaciones de sus canciones por artistas reconocidos y entrevistas entrañables a quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo.
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Nostalgia del hogar (2003) Martin Scorsese. Magnífico documental sobre el blues que indaga en sus raíces, su relación con la música y el sentir africanos, y testimonia musicalmente a algunos de sus más importantes creadores.-Piano blues (2003) Clint Eastwood. Un recorrido sentido y lleno de entusiasmo a través de conversaciones con algunos de los mejores pianistas del género e interpretaciones de archivo de sus principales talentos. Un buen documental de Eastwood, que ya mostró magistralmente su amor por el jazz en Bird, su aproximación biográfica al gran Charlie Parker.
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Spellbound, al pie de la letra (2003) Jeff Blitz. Documental sobre los célebres concursos de deletreo en EE.UU., en el que se muestra a ocho concursantes, sus motivaciones, métodos de aprendizaje, ilusiones, temores, esfuerzos, familias, aspiraciones... Aunque es muy emotivo, resulta triste que un sólo fallo ya elimine del concurso, afortunadamente la vida no siempre es tan severa, pero no hay que olvidar que allí la filosofía dominante es que el ganador se lo lleva todo y el resto son perdedores que se quedan sin nada. Por fortuna, lo que hayan aprendido preparando el concurso lo llevarán dentro, siendo un valioso bagaje cultural mientras vivan.
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Born into brothels / Los niños del barrio rojo, de Ross Kauffman y Zana Briski (2004) En el barrio rojo de Calcuta malviven unas 7000 prostitutas. Sus hijos llevan ese estigma, además de soportar la miseria material y moral. Las hijas con el tiempo acabarán ejerciendo como sus madres; los niños, embrutecidos. La fotógrafa Zana Briski les dió cámaras y les enseñó a hacer fotos con lo que despertó su innegable creatividad. Con la intención de conseguirles una educación que les permitiera salir de ese ambiente degradante, Zana organizó exposiciones con sus fotos para así recaudar fondos. El documental narra este despertar de los niños y refleja las miserias que atraviesan y el nefasto porvenir que tendrían si se quedaran en el barrio, donde la vida no es rosa. Hay fotos maravillosas que muestran la alegría, a pesar de todo, de los niños y como hasta en el peor rincón del mundo existen el aleteo del talento y la flor de la sonrisa. Aunque es desalentador bastante de lo que se ve y se intuye, el documental es un canto a la alegría y por eso me parece, no sólo digno y necesario, sino un maravilloso poema de amor, de amor a la vida.
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La casa de mi abuela (2005) Adán Aliaga, es un magnífico documental premiado merecidamente en los festivales más importantes del género, en el que se muestra con ternura, poesía y buen gusto la relación de una abuela con su vieja casa... y su impulsiva nieta.
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Cineastas en acción (2005) Carlos Benpar
Cineastas contra magnates (2005) Carlos Benpar
Estos dos documentales abordan con testimonios de reconocidos cineastas, nacionales e internacionales, multitud de atentados que sufren las películas por parte de productoras, distribuidoras, censuras, canales de televisión, exhibidores... de cómo se vulneran los derechos morales de las obras, de cómo multitud de cineastas han sido ultrajados y multitud de películas mutiladas, tergiversadas y distorsionadas atentando a su formato, ritmo, encuadre, coloración, diálogo... En apenas 3 horas, ambos documentales realizan una labor de documentación, crítica y necesaria, de impagable valor para que se tome conciencia de cómo el cine, este arte tan joven que aún no se toma demasiado en serio, padece agresiones continuadas y muchas veces ni siquiera nos damos cuenta.
Cineastas contra magnates (2005) Carlos Benpar
Estos dos documentales abordan con testimonios de reconocidos cineastas, nacionales e internacionales, multitud de atentados que sufren las películas por parte de productoras, distribuidoras, censuras, canales de televisión, exhibidores... de cómo se vulneran los derechos morales de las obras, de cómo multitud de cineastas han sido ultrajados y multitud de películas mutiladas, tergiversadas y distorsionadas atentando a su formato, ritmo, encuadre, coloración, diálogo... En apenas 3 horas, ambos documentales realizan una labor de documentación, crítica y necesaria, de impagable valor para que se tome conciencia de cómo el cine, este arte tan joven que aún no se toma demasiado en serio, padece agresiones continuadas y muchas veces ni siquiera nos damos cuenta.
